Ha sido objeto de una violencia inaceptable cuando no era más que una niña. Una violación que ha arruinado su vida para siempre. Pero su verdugo, después de sólo seis años de prisión, volvió libre. Y ella no podía soportarlo, por lo que lo mató. Aquí está la sorprendente decisión de la corte hacia la chica.
Un pedófilo. Una niña violada. Una infancia devastada, cicatrices inimaginables que no desaparecen y no van a desaparecer, que ni siquiera se aclaran o tienden a ser menos evidentes. Un dolor punzante que no remite a lo largo de los años. La pregunta constante de cómo sería la vida sin la violencia de ese monstruo. Y una consiguiente, incurable, sed de venganza. En Bradford, en 2009, una niña de sólo ocho años fue violada por un hombre de 55 años, quien se aprovechó de su cuerpo arruinando su mente, los años siguientes, un brote de vida que era toda una promesa.
El pederasta fue condenado y enviado a prisión, pero – como suele ocurrir en estos casos, que nos dejan aturdidas y sin palabras – recuperó la libertad ya el año pasado, después de cumplir una condena de solo seis años. La víctima, sabiendo que no habría sido suficiente una vida para recuperarse de lo que había hecho lo que llamar un hombre es realmente imposible, quedó comprensiblemente decepcionada por la justicia, amargada y devorada por la rabia. «Si la justicia no funciona – parece haber pensado – voy a hacerme justicia a mí misma.» Y ha decidido tomar venganza, incapaz de soportar la libertad del pederasta después de un tiempo tan corto, impotente e incapaz de aceptar que el monstruo podría atacar de nuevo, ella u otra persona, con la que podría haberse re-encontrado, o de todos modos, que el podría vivir una buena vida mientras que la suya era atormentada por los fantasmas.
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